lunes, 14 de agosto de 2017

5 Hechos que muestran que los dispositivos afectan negativamente la salud de tus hijos

Más que ser una distracción, estos aparatos desincentivan la curiosidad, el asombro por el mundo y los lazos afectivos, y todo ello deprime a los niños.
Respecto de la tecnología (como en casi todo), siempre accedemos tanto sus a bondades como a sus efectos nocivos. En cuanto al uso de dispositivos como los teléfonos inteligentes o las tabletas, sus aportes positivos son innegables, aunque paradójicamente también nos han alejado más que nunca unos de otros.
En relación con el mundo infantil se han propagado numerosas críticas sobre el embelesamiento que estos aparatos les causan a los niños, sobre cómo dejan de lado el universo de la imaginación y cómo pierden la capacidad de admiración, quizá el regalo más hermoso de la niñez. Ello sin mencionar los efectos nocivos sobre su capacidad para relacionarse con otros, al estar ensimismados con el mundo digital.
Pero, más allá de las creencias y la ideología, ¿qué es lo que dice la ciencia al respecto? Presentamos algunos datos que comprueban por qué el uso de dispositivos es dañino para el desarrollo de los niños (como en todo, cuando se abusa de ello):
5. Promueven la ansiedad social
Cuando nos encontramos frente al otro, seamos o no introvertidos, tenemos que hallar la manera de afrontar el momento y generar un intercambio; ello promueve tanto lazos afectivos como herramientas de autoconocimiento e identidad. Sin embargo (y también pasa con los adultos) los dispositivos son el mejor pretexto para evadir o evitar la interacción con otros. El uso exacerbado de estos aparatos, sí o sí, desinhibirá las habilidades sociales de un niño, advierte la psicóloga kate roberts:
Sus conexiones neuronales cambian y muchas otras son creadas. Cuando carecen de relaciones personales profundas ello afecta la concentración, la autoestima. (…) pierden empatía. Hemos visto niños que no desarrollan las habilidades de solidaridad y empáticas que necesitan.
4. Los vuelven más perezosos y apáticos
Cuando los niños están sobreexpuestos a los dispositivos, experimentan sistemáticos sobreestímulos de exitación. Lo anterior afecta su nivel de atención: se vuelven más irritables e insatisfechos, lo que menoscaba su salud emocional, resultando en ansiedad, e incluso depresión. También, como encuentran aburrido el exterior, se convierten en personas altamente sedentarias que rehúsan las actividades físicas.
3. Su primera adicción
Cuando un niño utiliza un dispositivo su cerebro libera dopamina, la misma hormona de satisfacción que libera una persona cuando ingiere cocaína. Los niños se vuelven adictos a esta sensación, que no encuentran con los estímulos cotidianos.
2. Desequilibran su sueño
El uso de dispositivos, sobre todo antes de dormir, reduce la presencia de melatonina, misma que resulta esencial para conciliar el sueño. Esto es considerado un desestabilizador del reloj biológico, más aún en niños.
1. Reducen sus habilidades cognitivas
Aunque un niño usando un dispositivo parece conectado, en realidad está comprobado que ello los distrae permanentemente del mundo: pierden interés en lo que ocurre a su alrededor; también se retrae su curiosidad, el primordial motor de la ciencia o las artes, y la utilización de dispositivos les arrebata la capacidad de atención, imprescindible para el aprendizaje.
Informa pijamasurf.com

11 Síntomas de cáncer en niños y adolescentes que no puedes ignorar.


Puede ser que el cáncer surja sin que aparezca ningún síntoma, pero si tu hijo muestra alguno de los que menciono aquí, no lo pases por alto.
Hace 40 años, el principal problema en la cura del cáncer infantil era el diagnóstico tardío: no se pensaba que pudiera haber niños con cáncer. Además, los síntomas se asemejan a muchas otras enfermedades de la infancia, por lo que es difícil (e incluso obstaculiza) un diagnóstico a tiempo. La diferencia es que la mayoría de las enfermedades de los niños (que por lo general son causadas por los virus) desaparecen entre los siete y los diez días, lo que no ocurre cuando se trata de cáncer.
Hay que tener en cuenta que los niños no son adultos pequeños. Su fisiología es diferente y la manera en que se manifiesta el cáncer infantil, también es diferente. Por lo general no hablamos sobre “Prevención del cáncer infantil”, ya que hoy día la mayoría de las causas no se pueden identificar. Existen pocos factores de riesgo -la predisposición genética y por lo general las causas asociadas a las infecciones de virus-. Por fortuna, no solo es menor la incidencia de esta enfermedad en la infancia, sino que también el índice de recuperación es mayor que en los adultos.
Los tipos más comunes de cáncer en niños y adolescentes son:
1. Linfoma
Este cáncer ataca el sistema linfático, el cual es una red de órganos y tejidos responsables de la defensa del organismo y que transporta un líquido llamado linfa, el cual es uno de los componentes del sistema sanguíneo y cuya función tiene que ver con la nutrición celular.
2. Leucemia
Ataca a los glóbulos blancos (leucocitos), los cuales se encargan de la defensa del organismo, afectando el funcionamiento de la médula ósea y, por lo tanto, de la prevención de la producción de células sanguíneas normales. Esto, a la vez, no solo causa problemas como anemia y hemorragias, sino que deja el cuerpo indefenso frente a las infecciones. Su incidencia entre los niños es alta, de un 30%.
3. Tumor del Sistema Nervioso Central
Estos tumores que afectan al sistema nervioso central (cerebro y médula espinal) también tienen una incidencia alta, es decir, de un 25%. Ocupan el segundo lugar de cáncer infantil. Los síntomas dependen tanto de la ubicación del tumor, como de su tamaño. Generalmente obstruye el flujo del líquido al cerebro y causa aumento de la presión intracraneal. El paciente tiene fuertes dolores de cabeza y vómitos.
4. Neuroblastoma
Este cáncer es más común en niños menores de cinco años. Afecta el sistema nervioso periférico. Los primeros síntomas generalmente son fiebre, una sensación de indisposición general (malestar) y dolor. También se puede presentar inapetencia, pérdida de peso y diarrea.
5. El tumor de Wilms
Ataca a los riñones y es más común en niños de 2-4 años.
6. Retinoblastoma
Cáncer en el ojo (retina).
7. El osteosarcoma
Agrede los huesos, especialmente en la zona alrededor de las rodillas y es más común en adolescentes menores de 15 años. Es un cáncer agresivo y se extiende a los pulmones.
8. Sarcomas de tejidos blandos
Tumores del tejido conjuntivo (músculos).
Casi siempre que hablamos de cáncer, el miedo nos invade, si es que no nos paraliza y nos impide actuar. La buena noticia es que en la actualidad alrededor del 70% de los pacientes logran una cura a través de los diferentes métodos de tratamiento. Algunos tipos de cáncer incluso tienen una tasa de curación superior al 90% aunque, desafortunadamente, los tipos más agresivos (que no dejan de ser minoritarios) siguen causando un índice de mortandad del 20%. Sin embargo, cualquiera que sea el tipo de cáncer, un diagnóstico temprano es esencial para la curación.
Te invito a que pongas mucha atención a las molestias que puedan presentar tus niños y adolescentes. Sobre todo, a que estés atenta si los síntomas persisten a pesar del tratamiento médico.
Son síntomas de cáncer infantil.
Pérdida de peso, continua y sin causa aparente, Dolor en los huesos y las articulaciones después de haber tenido actividad física, o jugado, Dolores de cabeza acompañados de vómitos, generalmente por la mañana, Hinchazones que no desaparecen, sobre todo en el cuello, las axilas, la ingle y el abdomen, El aumento del volumen del vientre, Petequias, es decir, pequeñas manchas de color rojo vivo que aparece en la piel a causa de una hemorragia subcutánea, Moretones o hematomas que aparecen sin que haya habido golpes previos, Un resplandor blanquecino en los ojos cuando la retina se expone a la luz, como si fueran destellos, Cansancio y palidez constante: Anemia, Fiebre persistente de origen indeterminado o desconocido, Infecciones frecuentes: baja inmunidad a las enfermedades.
Si tú identificas en tu niño o adolescente alguno(s) de los síntomas anteriores, busca atención médica. Si el problema persiste después de la consulta y el tratamiento, regresa al médico e insiste en un diagnóstico más cuidadoso, o bien, consulta una segunda opinión.
Informa familias.com